domingo, 9 de agosto de 2009

¿Decepciones?

Mi post pasado fue escrito desde tierras lejanas –bah, que ahora ocupa el ejército mexicano en su lucha contra el narco–; quienes tuvieron el tiempito de leerlo, quizá hayan notado mi alegría. La verdad fue un proyecto que me entusiasmó; aunque, salí en pleito con la personita para quien trabajaba.

Terrible decepción 1: no sé si de verdad la gente puede ser tan relajada que en ocasiones tanto aliviane parece valemadrismo e incluso cinismo y con sonrisa de oreja a oreja –o descaro– dice que se vuela trabajos ajenos.

Quizá soy yo la azotada, ñoña, comprometida… Pero así soy y no hago cosas pinchurrientas, antes, prefiero dejar o reconocer que no puedo ni me gusta lo que esté realizando.

Así pasó y esa personita a quien consideré mi amiga, hoy tristemente la desconozco. Ella dice que ‘nuestra amistad’ sigue intacta, lo cual es falso, ya que ella no fue honesta –y yo fui una brutísima, aunque de todo se aprende– cuando solicitó mi ayuda.

Por otra parte, decepción 2, 15 días atrás entendí que ni todo el cariño o fe que le tienes a alguien es suficiente para permanecer ahí con él/ella.

Las personas son cínicas. Lo notas y sus palabras te confirman que así circulan sin pena ni gloria. Pero ya comprobarlo, híjoles… Es, no sé, como ¿echarle limón a la herida? Y ya cuando arde cabrón, pues no hay mal/dolor que dure cien años ni quien lo aguante.

Sucedió que no sabía cómo decirle a alguien qué no siento ni quiero, que fue un madrazo demasiado estremecedor verle; que soy leal y comprometida, no pendeja; que en mi lógica no cabe eso de ‘pegame, pero no me dejes’… Esto me ayudo, je:



Creo que estas decepciones son necesarias. Al menos a mí me han servido ambas para descubrir que puedo y quiero mejorar en muchos aspectos. En las dos situaciones noté que fue complejo decir NO y YA NO; quería escupir un montón de palabras atoradas en mi garganta y de todo mi cuerpo sacar sensaciones raras.

Lo hice como pude y ¿el resultado? Aah, más de lo que esperé. Entre esos resultados, está la buena nueva de que he encontrado un trabajo relacionado con las letras, aunque un tanto ajeno a lo que he venido haciendo. Me incorporo a un ámbito que desconozco, una oportunidad tan inmediata –mas no sencilla– que no puedo botar nomás así, porque a pesar de la desilusión –breve, al fin y al cabo– aún tengo fe y quiero creer.

miércoles, 1 de julio de 2009

¿No es igual, pero es lo mismo?

Dos semanas, 11 días. Continúo acá, en donde la lluvia, el aire y el sol son los mismos que en mi ciudad, pero la sensación que producen no resulta igual ¿les ha sucedido?

Hablando de sensaciones… he compartido o mejor dicho, una niña de 15 años me comparte, aquí, sus lágrimas y maripositas en el estómago por el primer novio e inevitablemente quiero llorar con ella.

Pide consejos, sin embargo, no quiero. Me resisto. No es que sea una envidiosa. Es sólo que para qué llenarle la cabeza y el corazón de lógica y razón. Ahora sólo se trata de que sienta y descubra; lo único que me he atrevido a decirle es que cuide sus palabras y acciones para no lastimar a las personas.

M es una niña muy noble. Tiene una cara hermosa, angelical, bajita y menudita (me recuerda a Katie Homes en Dawson’s Creek, así trigueña bonita).

Le emociona todo, la ropa, los muñecos de peluche, accesorios, la música, sus amigos, incluso su gato Peluso.

No deja de fotografiarse junto al minino, sola, con look emo, en pose sexy o toda tierna. Hemos congeniado, a veces cuando termino de hablar me pregunto si me ha entendido pues uso términos que una chica de 15 no maneja, quizá los ha escuchado, aunque tampoco pregunta.

Platica de sus tantas ilusiones, además de que tiene muchos fans ¡no es para menos con esa carita! Y una se le cumplió, pero le abrumaba tanto que vino a consultarme como si fuera yo un hada madrina o la experta –es tan halagador–. Ahora sé o imagino qué sienten Ross, Reynis o Lata cuando les pido tip vivencial, jejeje.

Y la ilusión aterrizada es que M ya tiene novio. El –del cual fui testigo y cuasi consejera derretida por la cursilería que destilaba en el monito– fue vía messenger, porque durante ‘la declaración’ quedaron a medias, pues Doña Mamá hizo acto de presencia.

No obstante, M está llena de dudas. No creo que sean más que la FELICIDAD. Me pregunta qué decir o hacer y podría responder, mas no, no y no, pues no conozco al principito, sólo de vista y en torno a este romancito hay muchos chismes que le mortifican a M, que si la ex, que los amigos chismosos, que su mamá no sabe –por estos rumbos aún sigue esa tradición de ‘pídele permiso a mis papás’–, que tiene miedo…

Algunas de estas ‘preocupaciones’ no son clásicas sólo en los 15, siguen a los 20, 25, 30, 40, toda la vida. Sin embargo, ¡qué bonito es ser quinceañeros! Ya lo había olvidado.

miércoles, 24 de junio de 2009

Gajes del oficio

En este pueblo todo está cerca. Puedes llegar caminando a la placita, a la presidencia municipal, a las escuelas, al parque para correr. El lugar más lejos quizá esté a media hora –caminando –.

He bebido mucho café (de distintos tipos), a todas horas, mientras acá el tiempo transcurre lento, lento…


Ayer, cené unas bolitas de masa llamadas ‘corundas’. Las cubren con salsa roja, picosísima, y crema. Tenía la sensación de que comía chicharrones con chile, jaja.


La familia que me acoge –sobre todo Doña Hilda– quiere que me sienta como en mi casa; que tome lo que guste de la cocina, que caliente lo que se me antoje y como en esas estamos, igual ayer por la mañana, desperté con un hambre terrible.


Menú: mi chocolate-café orgánico que usualmente desayuno (sí, lo cargué); sopa de fideo, tres tortillas y una torta de pollo con mole verde. Digo, ¿han escuchado aquel dicho “desayuna como rey, come como príncipe y cena como mendigo”? Pues, aquí aplica y eso de ponerme diva con ‘mis colaciones’ es casa ajena ni al caso.


Hablé con mi mamá, por teléfono, y entre que cómo estoy, que qué tal el trabajo, que mi sobrina no recuerda a la ‘tía culeca’, etcétera, Doña progenitora dijo “por favor, no comas mucho…”, jajaja. Ay, madre, no en vano le doy 10 vueltas a una canchotota de fut, aunque ya parezco perrito con la lengua de fuera.


He escuchado conversaciones –ajenas– de todo tipo. Unas que dan para nototas de política y seguridad y con fuentes veraces; hasta pensé escribir una para un blog al que mi Ganso friend me invitó. Pero, por mi integridad, mejor no.


Permanezco acá una semana más. ¿Saben? Lo freak de la provincia es que todo lo cierran muy temprano, se duermen igual (nomás el sol les deja de iluminar y ya). Eso sí, la gente es muy amable y cuando menciono a la UNAM, uufff, si es orgullo para ellos, imaginen para mí.

sábado, 20 de junio de 2009

Dos semanas después...

(frase telenovelezca)

Uuuy no, aún no llego a ser chica Maxim y la operación denominada -por mi querida Niña Toluca- “Pontemamacita”va.

Ayer me tocó la ‘bicicleta de los castigados’. Es decir, la del instructor porque llegué cinco minutos tarde y ¡oh sorpresa! Mucha gente amaneció de buenas y quiso ser delgada.

Se ve raro desde las alturas; hay que ser un ejemplo mientras pedaleas, así que ni te pares y sé fuerte. Resiste. Si duele (¿aguántate?) está funcionando, jaja.

Dos semanas después…

Ya no tengo trabajo (vaya no al menos el último que tenía con jefa Lata). Pero sí uno más académico que acepté luego de negociaciones, je, que mejor dicho, parecieron ruegos/plegarias/suplicas e incluye algo así como un VTP no muy lejos.

Serán pocos días, espero, si encuentro a las personas con quienes conversaré. Sino a buscar e investigar que este proyecto debe estar resuelto así de ay bárbaro, qué bruto, en tres semanas.

Estoy harto emocionada pues el lugar al que voy hace como 19 años que lo pisé por última vez. Iba con mi papá y creo comimos tacos de carnitas. ¡Vaya, quién diría que ahora, andaré por trabajo periodístico!

Tengo muchas expectativas. No sé qué tan bueno sea eso ni me importa. Lo que quiero decir es que, a mí me agrada hablar con la gente con el propósito de indagar, obtener información y datos interesantes sobre tal o cual tema, me gusta la calidez humana y que las personas te den su confianza mientras les escuchas.

Eso me ha sucedido varias veces –umm, si les contara–. Por ejemplo, ¿recuerdan al Ingeniero Olea, el señor de daba el reporte vial desde el helicóptero cuando aún existía Monitor con Gutiérrez Vivó?

Pues con él hablé para mi abandonado reportaje de titulación. Como en ese tiempo ya no volaba, quedamos de encontrarnos luego de la conferencia mañanera del Peje, en las oficinas del GDF.

Por comodidad para ambos, fuimos a su casa. Tuvimos una plática realmente exquisita. Me interesaba conocer la trayectoria del Ingeniero así como los inicios del reporte vial en la ciudad de México.

No sólo de eso supe, sino también de la vida personal, académica y familiar de ese amable señor, que si fue en la primaria con el ex procurador Bátiz, de cómo ayudó en el temblor de 1985, de cuál es la percepción de otros compañeros reporteros y al final, sin esperarlo ni pedirlo, el Ingeniero Olea me mostró objetos muy personales, fotos de sus hijas… ¡Increíble! Y eso, eso sólo se agradece y guarda en la memoria.

Además, su esposa fue tan amable que incluso luego terminamos la conversa los tres.

Algo así, semejante, es lo que quiero hallar, aunque me dijeron que puede haber uno que otro roce burocrático y sobre todo local/costumbrista, porque en provincia –y todavía más en mi destino– la gente conserva ideas muy arraigadas.

No obstante, eso no me desanima. Creo, más bien, que es cuestión de tolerancia y respeto. No iré a cambiar e imponer ideas. Voy a escuchar, buscar, observar, convivir e incluso a hacer ejercicio –porque no pienso, ni aun lejos, olvidarme de las calorías y el sudor, jaja. Sé que hay un parque cerca en el cual correré, mínimo –. No es vanidad, hasta mi médico reconoce el esfuerzo y ya para que el –alemán especialito- lo diga, ufff.

Ya regreso…

lunes, 1 de junio de 2009

¡Di no al puercazo!

Estoy madreada (pude haber dicho ‘estoy out’, pero es como muy fresa), cansada vaya; he dicho “NO - BASTA del puercazo”. Ya llevo un mes en el spinning. Tres veces por semana, una hora por las noches.

Por ahí de la segunda semana, le eché más ganas con unas resistencias en los pies. Claro que cuido lo que como, ¿dieta? ¿Qué es eso? Nomás hago que el pan y las galletitas no existen –snif snif–, las tortillas son necesarias; y tomo agüita

Por cierto estoy en contra de que para hidratarnos cada sesión compres botellas de agua… ¿Tanto fregado PET a dónde para o qué coleccionan plásticos? Yo no contamino, contribuyo a la preservación del medio ambiente y lleno mi vaso para cada clase, ja.

Los efectos de tanto pedalear comienzan a notarse, leves, ¡me agrado! Las piernas adelgazan y como no quiero el titulo de ‘Miss Michelin’, a partir de hoy la rutina cambió. Más intensa, un esfuercito mayor y si no, como dice la oración que la instructora tiene en la pared:

Dios mío, si no adelgazo que mis amigas engorden, por favor. Gracias.

No es cierto, no se los deseo, amig@s. En realidad, he decidido que ya es justo –y por qué no, un reto– darle a los pedales diario. Incluso cambié el horario, madrugaré a las 05:45.

Además de que mínimo –porque no aguanto sin el estómago vacío­– necesito una manzana o jugo previo, y andemos.

Ah, no les he dicho que el lugar a donde voy es bien inspirador, jejeje. Verán, a pesar de que es pequeño y sólo hay 12 bicis, aparte la de la instructora, tiene luces tipo neón (azules o moradas, no se bien) y hay estrellas de pintura fosforescente en las paredes.

Entonces, imaginen que se ve acá entre psicodélico y de table dance, pero no de Tultitlán, jajaja, ni vulgarzote. Hasta relaja e inspira para pedalear con ritmo, intenso. Cuando así debe de ser, cierro los ojos, porque, en serio, al inicio si los abría me entraba un ataque de risa no sé por qué. Ya mejor decidí que no los abro. Claro no todo el tiempo, sólo cuando pedaleas fuera del asiento y con velocidad.

(Traigo tremendo moretón –y se nota aún más porque tengo las piernas entre blancas y amarillas-pollo–, pues el viernes saqué o se me salió el pie izquierdo y ¡madreeees! Descontrol, que mi rodilla derecha azota contra un fierrillo.)

Ahorita (10:25) ya tengo sueño, ¡aaarg! Supongo que será cuestión más que de costumbre –pues si en algo no encajo es la monotonía– de disciplina; de que me acueste temprano y no pierda el tiempo en facebook y su granjita; que siga comiendo cinco veces al día, que me dedique más a trabajar y menos a distracciones, etc., etc… Y a darle, que las crisis no son nada más económicas, sino también corporales, poco.

martes, 12 de mayo de 2009

Los bloggers

Cuando aún escribía para la extinta (¿es correcto este uso/adjetivo?) revista Crecer Feliz, la editora me asignó un seminario sobre asma infantil que se impartió en Cuernavaca. Breve, un día.

Una agencia de RP harto importante lo organizó e invito a varios periodistas. Entre ellos a la corresponsal de Prensa Latina, la agencia ‘oficial’ de noticias de Cuba –en México–. Hagan de cuenta la Notimex de aquí.

Una señora muy linda, amable, sencilla e inteligente: Liset. Supongo que igual le agradé, desde que nos saludamos, porque durante el trayecto de ciudad de México a Cuernavaca –que no es muy largo ni demasiado tiempo– platicamos bastante y no paré de preguntare por su país, por Fidel, por su hijos, cuál es la comida típica de la isla…aah, por cómo es la vida en Cuba.

Liset dijo que la presencia de Fidel impone y que los medios, al menos en México, lo pintan como un terrible dictador que ha condenado a la austeridad al pueblo cubano. Cierto o no, ella destacó, por ejemplo, que allá toda la gente tiene acceso a servicio médico, no hay privilegios para nadie y el gobierno da seguimiento a los padres para que lleven a sus hijos a vacunar.

Eso, aquí uffff…¡imposible!

Durante la conversa salieron más y más temas. Como que usar toallas sanitarias es un privilegio para las mujeres cubanas, que obviamente no todas tienen (¿no me creen? Lean aquí)

Liset no salía del asombro que México le causó, pues en La Habana aún tienen la percepción del México de Pedro Infante. Dice que la programación, de la televisión cubana, incluye las películas de la época dorada de nuestro cine.

En Cuba, los anuncios son nada más así de ‘vacuna a tu hijo’, mensajes y mensajes del gobierno. Nada de Palmolive, cremas Goicochea, purés de tomate Del fuerte, absolutamente nadaaa de eso. Le parecía gracioso e increíble lo que las pantallas mexicanas proyectan.

Cuando le pregunté que si quería permanecer acá, contestó sin dudar y segurísima que no, porque allá le esperaban sus hijos –un niño y un adolescente– y su madre.

Quizá si la periodista hubiera tenido otro rango como corresponsal, como derecho podía traer a su familia.

Me conmovió la petición de sus niños: películas – dvds aunque fueran piratas de caricaturas que allá son imposibles conseguir.

Otro detalle fue que Liset no creía la variedad de tiendas, entre las del súper y departamentales, que existen aquí. Decía que existe de todo. Caro y barato. Los cantidad de prendas de mezclilla que veía le dejó con la boca abierta. A mí se me hizo bien fácil decir ‘pues lleva mucha y la vendes en Cuba’, y contestó ‘no mamita, si el problema es que me dejen meterla y aunque así fuera, la gente con qué compra si no tiene’.

Sorprendente ¿verdad? Tanto como que en la isla sólo les permitan, por disposición oficial, usar internet a los extranjeros; que los cubanos deban de ir a un hotel de cinco estrellas para rentar una computadora como lo muestra aquí Yoani.

Las entradas o posts de Generación Y me estremecen. Imagino lo inimaginable: comer picadillo de cáscara de plátano. No tener un e-mail tampoco saber qué sucede en el mundo a través de este medio; aunque mi blog parezca ‘deprimente’ o escriba textos sin sentido, es mío. Es uno más en el espacio cibernético.

Para el régimen cubano, en cambio, Yoani, sus ideas y sentir en la red son fisuras inevitables al igual que las de otros bloggers cubanos que a través de las teclas nos retratan su cotidianidad, un contexto en el que se prohíben reuniones de partidarios a la blogósfera.

Pero a pesar de esas absurdas medidas, entre ellos hay grandes lazos y un objetivo en común: la búsqueda de un espacio virtual y real en su isla.

Pienso que, nuestros amigos bloggers, pronto se transforman o transformaron en más que una ‘red social’. Es una relación fraternal que no se queda en messenger, trasciende y sí, no lo dudo, nos engrandece.

viernes, 8 de mayo de 2009

¡Ay influencia!

La influenza humana (IH) ha dejado estragos/ trastornos/ estupor psicológico –ay qué exagerada soy pues– entre los chamacos sanos.

Ya no digamos personas, muertas y aisladas, bah (q.e.p.d). Si me hubieran platicado lo siguiente, quizá dudaría. Pero nooo, lo escuché, me dio risa, ternurita y vean qué respuestas generan políticos y medios de comunicación en la niñez.

Estaba ayer, por la tardecita, con una prima, sus hijos y la sobrina mirando los pollos (otra historia). La chamacada en la resbaladilla, entre el jijiji – jajaja, la parienta sacó el tema la IH.

El mismo niño de este post, mis segundo sobri consentido, nos escuchó mientras lavaba sus manitas con agua y jabón, entonces dijo:

– ¡Ay, ya me tiene harrrrrrto, harrrrrrto la influencia, hasta la madre!

¡Ploop! Ven por qué el daño emocional, sin contar el escolar. Porque para cuando los escolapios regresen a la escuelita, lo harán con flojera o aburrados y la prueba enlace habrá valido cacahuates… Ni el gasto de la pinchurrienta guía que se aventaron en las vacaciones pasadas.

Y según me dijo la mamá del sobri, quien tiene sólo cuatro añitos, cada vez que él escucha en la radio o en la televisión acerca de la influenza, también repite que ‘la influencia’ nos dio por sucios cochinos que no nos lavamos las manos (miren que, este chavito es bien limpio, no comparte sus alimentos con otros chicos ni con su hermana, le da asco, ¡Dejarle baba accidentalmente cuando lo besas, es la muerte!)

¡Aaaay influencia!