viernes, 16 de mayo de 2008

¡Música para mis sentidos!

Hoy...

- Aprendí que las palabras orquesta sinfónica significan DANZA.

- Escuché una canción aborigen de habladurías acerca de un hombre y su amante. Acompañada por claves. ¡¡Obviooo de Australia (por cierto, National Geographic trae un reportaje de Ulurú, chéquenlo)!!!


- Vi y escuché dinosaurios con el respectivo canto de las aves en la selva, jaja.

- Conocí la replica enternecedora de Leonardo Da Vinci –e invenciones–.

- Intenté seguir ritmos africanos con la palma de mi mano.

¡ME DIVERTÍ COMO ENANA CUANDO JUGABA Y DESCUBRÍA LAS MARAVILLAS DE LOS SONIDOS!

Porque la noche fue mágica y el aire, los golpes rítmicos, las personas, el tiempo… produjeron melodías que esparcieron el cansancio, la incertidumbre, la pena, el coraje; que le hicieron olvidar a mis pies por un momento el martirio al que los sometí por varias horas.

Llegué hace 90 minutos a casa –ya es poco más de media noche–. Soy una piltrafa, pero mañana se me quita; cómo cansa estar sentada largo tiempo (además tengo la columna chueca, ¡de verdad! Así que, aún peor).

Fui a la inauguración de la exposición Música en el MUTEC… Llevaré a Camila, aunque no soy su mamá, quiero inculcarle las visitas a los museos –aash que ñoña, sí!!!–.

miércoles, 14 de mayo de 2008

¿Y tú vas al súper… a ligar?

Venía y venía a postear; en algún lugar debo desahogar las ideas, confusiones y anécdotas, pero nomás no lo hacía, eso me molesta…

La vida laboral me sonríe: acepté un proyecto online sobre noticias aquíPOR FAVOR SUS APORTACIONES COMO CIBERNÁUTAS SON IMPORTANTÍSIMAS, ASÍ QUE, COMENTEN SI LES AGRADA O NO, QUÉ LE CAMBIARÍAN. LÉANLO, DE PASO SE MANTIENEN INFORMADOS); estoy a prueba y los jefes en espera del me quedo o gracias, fue un placer. Todo pinta a decir sí, es medio tiempo, me permitiría continuar con el freelance en Crecer Feliz –para quienes no sabían, también ahí escribo, darle en Sirius y por qué no en otra revista que me dejó la puerta entreabierta–

Porque confieso que, estaba a punto de… No sé, ya no importa. Hoy, Karina se encuentra (ay mi analogía tan boba) en una dulcería, finísima por cierto, y de hartos dulces que mira no sabe cuál escoger. Todos son deliciosos, sin embargo, la niña sabe que engolosinarse no es sano; quizá pruebe cada uno, pero poco a poco para no enfermar -¡sí, sólo yo me comprendo. No problem!-

Seguro se preguntarán qué onda con el titulo/cabeza de este post que no tiene nada que ver con lo que están leyendo… Pero ¿qué creen? Que aquí comienza mi anécdota de por qué en el súper o ir a éste es útil si se está en busca de prospecto(a).

El domingo, por la noche, fui a hacer mi súper. Sí, aunque aún vivo con mis papás y hay objetos de consumo que ellos compran, no son de mi agrado y prefiero ir por mi cereal, yogur, fruta, pan, entre otros artículos.

Iba –yo– muy primaveral: vestido fresquecito indú, jeans y unos mega zapatos que me daban 10 centímetros más de estatura (es que soy muy chiquita, petite dice Vicco precioso) y despeinada chic. Primero fui al cajero y luego a Aurrera –el Wallmart de los pobres, je-. Al termino de mi compra, crucé el estacionamiento, a pie obvio, de The Home Depot cuando un extraño tocó/pitó el claxón.

Me detuve y amablemente dije –Sí, ¿en qué te puedo ayudar? – Pensé que el joven estaba perdido, aunque me vino a la mente “si hay un chingo de letreros cómo puedes perderte”; nunca me pidió ayuda, lo supuse. Él dijo:

–Oye, disculpa ¿habrá forma de conocerte? No sé ¿podemos conocernos?

Me hubiera encantado mirar mi cara en aquel momento, creo que fue una mezcla entre desconcierto patidifuso y torpeza. No dije ¡nadaaa! No gesticulé, tardé en reaccionar:

–Eeeeh… ¿perdón? – seguía como apendejada, pero qué quieren si planeaba mis actividades e imaginaba el encuentro, de la semana, con el niño lindito.
–Que si ¿puedo conocerte? – gritó el sujeto como de unos 26 ó 28 años, según mis cálculos.
–No, lo siento. Adiós. – contesté y regresé a mi travesía entre sueños rotos, ilusiones y expectativas.

Cinco minutos después reaccioné, me causó muchísima gracia, ¡carajo, le hubiera dicho que era casada, a ver qué decía! Tal vez fueron los matacucarachas, es decir, mi calzado que me estilizó en exceso o mi seguridad con estos y las bolsas del súper que, ni aun así perdí el estilo, jajaja.

Al súper no voy a ligar, nunca lo había pensado. Además no me gusta tomar carrito y todos mis víveres los llevo en la mano, a lo que voy y ya.

lunes, 5 de mayo de 2008

A prueba de errores

Error
(Del lat. error, -ōris).

1. m. Concepto equivocado o juicio falso.

2. m. Acción desacertada o equivocada.

3. m. Fís. y Mat. Diferencia entre el valor medido o calculado y el real.


Admitir que nos equivocamos no es sencillo. Aceptar un error (o muchos) es una reconciliación para nosotros, no con el mundo ni las personas. Sin embargo, al reconocer nuestros desaciertos, a veces, no significa que seremos completamente felices porque entonces surgen un montón de dudas y chaquetas mentales que nos transforman aún más se seres complejos.

La regué / la cagué / chin me equivoqué / lo hice otra vez / caí nuevamente / sí, soy un pendejo (a)

¿Cuántas veces hemos agachado la cabeza? –Porque sí se vale hacerlo o qué, mucho orgullo y te aguantas– También se clava la cara en la almohada con ganas de gritar y llorar; aventar objetos o golpear con el puño la pared (ya cuando el asunto es muy telenovelesco, jajaja) o escribir en un blog que erraste tanto en tan poco. Esto podría ser relativo según la perspectiva. Finalmente, continuamos errando y es el ser humano la única especie que tropieza dos ocasiones con la misma piedra (error).

Admito mis errores:
- El innombrable (mi hermoso error).
- Enamorarme y no desenamorarme
- No haber dicho te amo cuando lo sentí.
- Extrañar al innombrable.
- Enojarme por simplezas.
- Emocionarme, de vez en cuando, como niña de tres años ¿y?
- Comprar libros que tardo en leer.
- Prometer y no cumplir
- Mentir –aun por piedad–
- Llevarle la contra a mis padres e ignorar a mi papá.
- Confiar en rubias patéticas que dicen ser “amigas”.
- Regañar a Camila, mi sobri.
- Ser confiada.
- Creer en desconocidos.
- Hablar poco con mi hermano.
- Llorar en la calle.
- Vivir en el error dos años.

Pero la verdad, sé decir ME EQUIVOQUÉ – LA CAGUÉ y TE OFREZCO UNA DISCULPA. No busco culpables.



viernes, 2 de mayo de 2008

Karina reloaded

Y me solté el cabello, me vestí de reina me puse tacones, me pinté y era ... ("Todos me miran", Gloria Trevi)
“Renovar o morir”, así reza un viejo dicho y… pues que me renuevo. Tenía la firme intención, este año, de dejar crecer mi cabello; sin embargo, hace dos días luego de meditarlo: de mi casa al Metro, en éste y después de una entrevista ¡Tijerazo! Chiquito, muy chiquito quedó el pelo de esta ordinaria encantada por cómo se ve, que hasta pestañita linda dejó que le pusieran en el salón, jajaja.

Esperé una hora a Fabi, la chica que ahora me corta el cabello y a quien había visitado 20 días antes para mero despunte. –Quiero un cambio radical y ya me harte de traerlo largo, mmm bueno, confío en ti. Sólo no me hagas más cachetona– dije; en sus manos quedé. – ¿Estás lista? –preguntó mientras contemplé por última vez, en el espejo, mi ex imagen y ella sostenía con su mano derecha las tijeras. Escuché un “tjjj”, cerré los ojos.

Platicamos durante la transformación (¡aaah, era 30 de abril y me regalaron una rebanada de pastel… Día del niño!): tratamientos, cremas, brillos, champú, spray, cómo secar y planchar. ¿Podría ser –yo– estilista? Sí la rifo eeeh. Finalmente, casi una hora de producción, quedé monísima, peroooo Fabi mencionó algo de pestañas postizas, explicó el ritual, me convenció.

No duele nada, tampoco arde cuando las colocan. Eso sí, al sellar con queratina ¡por los clavos de Cristo, quema tremendo! Aaah, pero querías pestañas de Clarabella, jajaja. La verdá es que, sí hacen un parote porque cero enchinada y adiós rímel. Duran aproximadamente un mes, obvio si las cuidas:
- no tallar los ojos
- desmaquillar con cuidado
- no mojar a chorro directo de agua (lo cual está cañón eeeh, fue todo un show a la hora del baño desde lavar y exfoliar la cara, el champucito lavó mis ojazos –grrr–, no sé qué me hizo llorar)

Mas otro rollote será la quitada, debo ir con Marco –el que me las colocó– a que las retiré al notar que traiga pestaña de teporocha. La neta, estoy feliz, quizá esto es una banalidad, aunque una insignificancia que a muchas mujeres hace felices, como a mí.

¿O no, Lata? Mi amiga también sabe del ritual para embellecer, sino pícale acá.