martes, 12 de mayo de 2009

Los bloggers

Cuando aún escribía para la extinta (¿es correcto este uso/adjetivo?) revista Crecer Feliz, la editora me asignó un seminario sobre asma infantil que se impartió en Cuernavaca. Breve, un día.

Una agencia de RP harto importante lo organizó e invito a varios periodistas. Entre ellos a la corresponsal de Prensa Latina, la agencia ‘oficial’ de noticias de Cuba –en México–. Hagan de cuenta la Notimex de aquí.

Una señora muy linda, amable, sencilla e inteligente: Liset. Supongo que igual le agradé, desde que nos saludamos, porque durante el trayecto de ciudad de México a Cuernavaca –que no es muy largo ni demasiado tiempo– platicamos bastante y no paré de preguntare por su país, por Fidel, por su hijos, cuál es la comida típica de la isla…aah, por cómo es la vida en Cuba.

Liset dijo que la presencia de Fidel impone y que los medios, al menos en México, lo pintan como un terrible dictador que ha condenado a la austeridad al pueblo cubano. Cierto o no, ella destacó, por ejemplo, que allá toda la gente tiene acceso a servicio médico, no hay privilegios para nadie y el gobierno da seguimiento a los padres para que lleven a sus hijos a vacunar.

Eso, aquí uffff…¡imposible!

Durante la conversa salieron más y más temas. Como que usar toallas sanitarias es un privilegio para las mujeres cubanas, que obviamente no todas tienen (¿no me creen? Lean aquí)

Liset no salía del asombro que México le causó, pues en La Habana aún tienen la percepción del México de Pedro Infante. Dice que la programación, de la televisión cubana, incluye las películas de la época dorada de nuestro cine.

En Cuba, los anuncios son nada más así de ‘vacuna a tu hijo’, mensajes y mensajes del gobierno. Nada de Palmolive, cremas Goicochea, purés de tomate Del fuerte, absolutamente nadaaa de eso. Le parecía gracioso e increíble lo que las pantallas mexicanas proyectan.

Cuando le pregunté que si quería permanecer acá, contestó sin dudar y segurísima que no, porque allá le esperaban sus hijos –un niño y un adolescente– y su madre.

Quizá si la periodista hubiera tenido otro rango como corresponsal, como derecho podía traer a su familia.

Me conmovió la petición de sus niños: películas – dvds aunque fueran piratas de caricaturas que allá son imposibles conseguir.

Otro detalle fue que Liset no creía la variedad de tiendas, entre las del súper y departamentales, que existen aquí. Decía que existe de todo. Caro y barato. Los cantidad de prendas de mezclilla que veía le dejó con la boca abierta. A mí se me hizo bien fácil decir ‘pues lleva mucha y la vendes en Cuba’, y contestó ‘no mamita, si el problema es que me dejen meterla y aunque así fuera, la gente con qué compra si no tiene’.

Sorprendente ¿verdad? Tanto como que en la isla sólo les permitan, por disposición oficial, usar internet a los extranjeros; que los cubanos deban de ir a un hotel de cinco estrellas para rentar una computadora como lo muestra aquí Yoani.

Las entradas o posts de Generación Y me estremecen. Imagino lo inimaginable: comer picadillo de cáscara de plátano. No tener un e-mail tampoco saber qué sucede en el mundo a través de este medio; aunque mi blog parezca ‘deprimente’ o escriba textos sin sentido, es mío. Es uno más en el espacio cibernético.

Para el régimen cubano, en cambio, Yoani, sus ideas y sentir en la red son fisuras inevitables al igual que las de otros bloggers cubanos que a través de las teclas nos retratan su cotidianidad, un contexto en el que se prohíben reuniones de partidarios a la blogósfera.

Pero a pesar de esas absurdas medidas, entre ellos hay grandes lazos y un objetivo en común: la búsqueda de un espacio virtual y real en su isla.

Pienso que, nuestros amigos bloggers, pronto se transforman o transformaron en más que una ‘red social’. Es una relación fraternal que no se queda en messenger, trasciende y sí, no lo dudo, nos engrandece.

3 comentarios:

Luna Nueva dijo...

a mi me toco conocer a doña vecina cubana cuando trabajaba en la Condesa y bueno ella daba gracias a Dios por estar en nuestro papis lejos del aquel regimen y del despojo q sufrieron,pero bueno todo depende del cristal con q se mire.

Sin duda este tipo de espacios son una via de escape a las locuras, a las emociones, a las decepciones, nuestro hueco, q por fortuna nos ha dado la pauta a conocer gente muy valiosa.

Karla dijo...

cuando no conocemos algun sitio idealizamos o nos dejamos llevar por lo que nos llega de información, pero lo cierto es que como nuestra casa no hay dos!
y entiendo que estando en un lugar de mas recursos siempre pensemos en volver a casa, aaahhh si!!!

Hannah dijo...

no se que decir...
jajajaja
al rato comento Kary...