viernes, 8 de mayo de 2009

¡Ay influencia!

La influenza humana (IH) ha dejado estragos/ trastornos/ estupor psicológico –ay qué exagerada soy pues– entre los chamacos sanos.

Ya no digamos personas, muertas y aisladas, bah (q.e.p.d). Si me hubieran platicado lo siguiente, quizá dudaría. Pero nooo, lo escuché, me dio risa, ternurita y vean qué respuestas generan políticos y medios de comunicación en la niñez.

Estaba ayer, por la tardecita, con una prima, sus hijos y la sobrina mirando los pollos (otra historia). La chamacada en la resbaladilla, entre el jijiji – jajaja, la parienta sacó el tema la IH.

El mismo niño de este post, mis segundo sobri consentido, nos escuchó mientras lavaba sus manitas con agua y jabón, entonces dijo:

– ¡Ay, ya me tiene harrrrrrto, harrrrrrto la influencia, hasta la madre!

¡Ploop! Ven por qué el daño emocional, sin contar el escolar. Porque para cuando los escolapios regresen a la escuelita, lo harán con flojera o aburrados y la prueba enlace habrá valido cacahuates… Ni el gasto de la pinchurrienta guía que se aventaron en las vacaciones pasadas.

Y según me dijo la mamá del sobri, quien tiene sólo cuatro añitos, cada vez que él escucha en la radio o en la televisión acerca de la influenza, también repite que ‘la influencia’ nos dio por sucios cochinos que no nos lavamos las manos (miren que, este chavito es bien limpio, no comparte sus alimentos con otros chicos ni con su hermana, le da asco, ¡Dejarle baba accidentalmente cuando lo besas, es la muerte!)

¡Aaaay influencia!



1 comentarios:

Unknown dijo...

Nosotros no tenemos ese problema; aquí le llamamos gripe. Besos,
V.