viernes, 3 de abril de 2009

¿Soy un caso de estudio?

Ayer tuve una entrevista, no para trabajar, sino para hablar de mi trabajo.

Frente a nueve mercadólogos y una antropóloga –quién llegó tarde e hizo que repitiera mi discurso inicial– estuve 120 minutos en la cafebrería.

No me cohibieron, más bien, acepté ser parte de su investigación por curiosidad. Sin dejar de ser auténtica, estuve atenta a lo que decía, porque como Doña Sabía un día comentó “lo que digas puede ser usado en tu contra”.

Llegué anticipadamente al lugar. Vi libros –próximas lecturas para Camila y su tía– hasta que finamente aparecieron los entrevistadores, que me confundieron, pero bueno, se disculparon y a iniciar la conversa.

– Cuéntanos qué haces, de ti, de tu vida, qué haces. Más que entrevista queremos platicar contigo – dijo una de las chicas.

Y como me encanta mi trabajo, de eso hablé. Nunca me sentí extraña. En una de las cuestiones finales, no sabía qué decir exactamente, era algo así como ‘¿cómo persuadir a la gente? Dilo en una frase’, chale ¿quién puede?

Otra pregunta fue ‘¿para informar o comunicar a la gente que tienes que hacer?’, de verdad, no dude en decir y fluyo así tan-tan: Saber de qué hablo (…).

Les sorprendió mi trayectoria laboral, y eso que a veces solo sé que no sé nada, e hicieron cálculos, sí, terminé a los 21 la universidad.

Finalmente metas a corto, mediano y largo plazo. Esto es algo que pregunto con frecuencia –bueno, si va con el tema y la persona–.

En resumen: me gustó ser ¿conejillo de indias? o al menos aportar algo y también lo preguntaron. Fue tanto que ya no recuerdo el orden, je.

Como agradecimiento me dieron una tarjeta de regalo para las tiendas de la cadena Walmart. Ya la Janita me había dicho del dinero, mas dudé y de cualquier forma fui re gustosa.

II

Ya me duelen los dedos. Ni qué decir de mi espalda, pero el trabajo es sagrado y estoy agradecida con mi jefa por la oferta, los encargos a pesar de que EL cliente nos tiró un mes de avance.

Sí, lo reconozco: sentí tremenda frustración porque no sabía qué estaba mal, qué no le gustó, punto ya aclarado personalmente con Lata Boss. EL cliente no cuenta con nuestra astucia, ja.

Así que en el estudio-oficina estoy; nuevamente ayudo a un niño que haga su tarea de inglés. Sólo que esto es tema de otro apartado, soy castrante como maestra. Tomo mucha agüita, como 5 veces al día e intento hacer asanas.

Por las noches leo y retomé la escritura a la antigua, o sea, en papel y con plumas (bolígrafos, no de guajolote).

Noto, mucho tiempo después, que llevo 60 minutos o más escribiendo. No quiero dejar mis ideas inconclusas.

Mis sueños me inquietan. Quiero interpretarlos, mejor no, sino lo hago, es a mi conveniencia. Sólo los plasmo sobre las rayas, reposan y luego los releo.

Escribo anhelos y comienzo a divagar en otros espacios con personas que no están aquí ni ahora. Entonces, la conciencia tira de mí. Regreso.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Tiempo sin saber de ti, linda, pero me da la impresión que estás bien y contenta... Eso de ser objeto de estudio nunca me gustó, más que nada porque me parece perder tiempo para algo que no me aporta mucho... Pero me gustó lo que contaste y cómo lo hiciste. Un beso, amiga,
V.

Gurisa dijo...

Uffff! Me hiciste acordar que hay muchas preguntas que debo responderme y siempre olvido hacerlo. Debería anotarlas en un lugar donde pueda verlas fácilmente.

El R. dijo...

Karifriend, ¿podrías hacer más grandes las letras de tus postos? Es que ya estoy bien ceguetón :p

Ay nos vidrios.

Gade Herrera dijo...

Wow con la caric onejillo de indias...
jeje
saludos señorita