jueves, 22 de enero de 2009

Kafka desea –y yo también-:


Lo que yo deseo, la fuerza que yo busco, no es aquella que te lleva a ganar o a perder. Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones.

¿Cómo es que logré identificarme con el sentimiento de un chavito, de 15 años, que ha abandonado a su padre, su única familia en la búsqueda de… No sé, aún no lo descubro?

No sé si Kakfka Tamura es sólo producto del ingenio literario de este japonés que ha logrado sumergirme en bosques, barrios, estaciones de trenes, comida de Japón; con ambientes tan perfectamente recreados: la cabaña en el bosque, los tatami o el ryokan en Takamtsu.

Yo, al igual que Tamura, continuaré buscando. Quizá muchos ya hallaron esa fuerza, si así es, sólo cuéntenme qué han sentido. No me digan cómo, no quiero fórmulas, gracias. Porque lo que han vivido yo no lo he experimentado y viceversa.

miércoles, 14 de enero de 2009

¿La mala educación?

En la estación –del Metro- Tlaltelolco, una mujer subió al vagón con sus dos pequeños. Una niña de aproximadamente 6 años y un niño de 4. no había lugares por lo que las tres personitas se sujetaron a los pasamanos.

La nena llevaba en su mano derecha una muñeca y con la izquierda se sostuvo mientras que su madre tomó al niño. Pero el chico comenzó a molestar a su hermana, le jaló de la playera pues quería aferrase al mismo tubo que la chiquita.

–Déjala, estate en paz, por favor– comenzaba a despertar la furia de mamá-
–Mamá, mamá… Yo quelo ahí– lloriqueó el niño al mismo tiempo que tiraba de la niña –Te olio, te olio– agregó y además golpeó a su progenitora en las piernas y en el abdomen con los pequeños puños.

Tres estaciones después, ocuparon dos asientos y el berrinchudo dijo:

–Te olio, ya no te amo, mamá.
–Pues yo tampoco te amo– contestó ya desesperada la mujer.

No sé qué pasó ni qué destino tenían, porque bajé en Balderas (fui al Mercado de la Merced nomás por el mole –¡qué rico, delicioso… cuando quieran los llevo a donde lo adquirimos– de Mamá maestra), ¡vaya con el pequeño reycito odioso!

Sí, ese término es un juicio de valor, el cual algunas personas dirían que no tengo derecho a hacer porque no soy madre, cierto. Aunque tampoco recuerdo que mis hermanos o yo hayamos hecho semejante drama con mis papás, que les golpeáramos.

Ven por qué de pronto uno dice “NO A LOS NIÑOS/HIJOS”. Es re bonito tener sobrinos, cuidar chamacada ajena, pues la educación de estos depende de otros y para maleducar a reycitos-tiranos-intolerantes, no gracias.

domingo, 11 de enero de 2009

Discusiones (reales y mentales)

¿Qué dijeron, “¡cuántas vacaciones!”? Brincos doy. Sin empleo no hay remuneración. Sin lana-money-dinero-marmaja, pues nada, queridos, que sólo me fui a unos días allá lejos, lejos, al rancho, a un lugar que de verdad –si Dios existe– quedo en el olvido del poder divino.

En aquel sitio el día es tan largo. Ni qué decir de la noche… Simplemente eterna y al amanecer los kikiriki, aluciné a los plumíferos, o sea, no era ni media noche y emitían canto y canto.

Apenas dos días en el silencio, poco interrumpido, sirvieron para deleitarme la mitad de mi nueva adquisición literaria (Kafka en la orilla del japonés Haruki Murakami), ¡ufff, excelente, fluida, emocionante!

No quería regresar. Pensé que, en la mudez total de ese árido paisaje, podría reordenar ideas y objetivos. Bah, creo que cual avestruz que esconde la cabeza en un hoyo, intenté hacer lo mismo, mas no pude. Sí, sé que en un mes no acomodaría mis casi 25 años.

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¿Uhm? ¿Que a qué debemos el titulo del primer post, en 2009? Nomás a lo siguiente:

– Ayer metí esa botella de salsa y la sacaron de nuevo, ¿qué no la pueden colocar en su lugar? Les voy a poner un pinche letrero ENORMEEE. – dijo la hija muy molesta la mañana previa a la Nochebuena.

– Si no quieres hacer las cosas ni ayudar, vete a dormir o haz lo que quieras. No me pongas de mal humor ni estorbes. Calma tu geniecito, estás insoportable. – respondió la madre, lo cual provocó más el coraje de la joven, quien agregó – Es que me molesta y tu no dices nada, pero no fueran tus cosas, porque ya estás peleando con medio mundo ¿verdad?

– ¡Cállate, cállate! Ya te dije, vete. Ya consíguete un novio para que se te quite lo amargada. – arremetió la señora mientras deshacía queso sobre el espagueti.

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¡Feliz año a todas las amables personitas que por aquí rondan! Un beso y ojalá cuente este 2009 con sus apreciables puntos de vista. Me harán FELIZOTA, je.