domingo, 26 de octubre de 2008

Amo, Amo... lalala

Amo, Amo…lalala– balbucea Camila cuando le muestro esto. Baila y me parece que canta– ¡tía, Amo, Amo… lalalala! – Sonríe mi sobris y así se refiere a Elmo.



La miro con incredulidad; me sorprende su asombro.

No subestimo su inteligencia. Los niños, incluso a la edad que tiene (un año, cuatro meses) comprenden perfectamente y saben qué hacer, porque su cerebro/neuronas apenas comienzan a desarrollar esa conexión que pronto les hará hablar, para que se les dé lo que quieren.

Pero ¿será picudísima para el inglés o puro washawasha? Ojalá, mijita, ojalá.

sábado, 25 de octubre de 2008

Crecer Feliz

No es el titulo de un post triste ni de la niñez mexicana –aunque sí guarda relación con los niños, embarazos, mamás...la, la, la– tampoco con dosis tremendas de nostalgia.

Es, simplemente, que hace unos minutos me di cuenta que la intrepidez por escribir, con la que llegué a la revista Crecer Feliz, hoy celebra aniversario laboral. En palabras menos: ¡llevó ya dos años como colaboradora!

Ustedes dirán que cómo con tan poca leña me quemo, pero no, no, estimado lector. De verdad estoy re contenta en primera por la odisea que fue llegar a la editorial santa feña, y en segunda porque aunque es una revista que depende del contenido que en España se redacta, y hubo cambios en el equipo editorial, me he mantenido en ésta.

Todavía recuerdo que me perdí –sí así literal– en esos rumbos de ex tiraderos de basura durante la búsqueda de una oportunidad para escribir. Por si fuera poco, cuando llegué, estaban en cierre y la editora –Nony– preguntó que quién me recomendaba. Entonces eso me freakeó, pss cómo que quién era mi padrino o que si era madre/madre soltera…¡Nadieeeeee!

–Me gusta tu revista, sé que puedo y quiero escribir en ella. Traigo material publicado– contesté en el telefonito de la recepción.

Dejé un sobre con lo que había escrito en la ya desaparecida EXP, hijita de Expansión, jojojo. ¿Y pos cuál fue mi sorpresa? Que dos semanas después me llamaron para pedirme notas para los actuales salud, posparto o embarazo –uhmm, ya no lo recuerdo bien– y qué hacer (o sea, entretenimiento).

Y pues estaba harto contentita porque poquito antes había tecleado mis primeritos textos para eres*.

Como un año, estuve redactando notas, notas y más notas. Iba a los museos, tenía primicias de exposiciones e iba a inauguraciones; también conferencias-desayunos –dirían, los chayodesayunos, ah sí, pero ¡como van y tragan los reporteros más criticones!–. De igual forma, el ritmo cambió y comencé a escribir artículos más extensos.

Cuando mi directora editorial me asignó por primera vez un artículo sobre embarazo, sin más ni más dijo “¡Quiero que te pongas en el lugar de la embarazada, pienses como ella y le preguntes al doctor todas las dudas que te vengan a la cabeza, y además pregunta entre quienes ya son mamás ¿estamos?!”.

–Sí, Laura. Entendido. – respondí. No sé que me dio más nervio y risa, la orden de la jefa o eso de que me pusiera en el lugar de mamá barrigona.

Ya luego, he hecho propuestas y soy casi experta en la sección Mamá héroe. Eso sí, en ésta la talacha (me atrevo a decir que “periodística”) es ardua. Va desde la búsqueda de la historia, el hecho personal que motiva a una madre a fundar o dirigir una asociación civil; qué hace, cuál es su objetivo, cuáles los logros y en qué contribuye su trabajo a la sociedad mexicana, así como en qué podemos ayudar el resto de las personas. Pero sobre todo si es ad hoc con la sección.

Por cierto, se aceptan Papás héroes (si conocen, échenos un grito).

Este lapso en Crecer Feliz representa crecimiento personal y profesional. Me ha dado muchísimas satisfacciones, entre ellas, una bien linda y honesta que me quebró la voz y arrancó lágrima, y todo.

Creo ¿? Ya lo había escrito, bueee, sino pues, fue cuando una señora con quien platiqué acerca de su voluntariado como médico de la risa, en hospitales) buscó y buscó a su servilleta para agradecer la charla que tuvimos y sus palabras-deseos-buenavibra me hicieron chillar.

Al equipo de Crecer Feliz le agradezco el espacio y la oportunidad; a Nonantzin Martínez, aun cuando voló pa’otras páginas (Picnic, búsquela, búsquela.), le doy la gracias por la confianza, la fe que tuvo en mí y todos lo consejos que me dio y da para mejorar mis textos y el paso por la vida.

jueves, 16 de octubre de 2008

El niño ex descorazonado

Celebrábamos los 87 años de mi abuela hace tres semanas en su casa. Era un festejo muy sencillo entre hijos, yernos, nietos, bisnietos y los colados. Sólo tamales y un pastel deliciosísimo.

Entre los bisnietos –que casi conforman una guardería– está mi sobrino Omar (tiene cuatro años, es un bombón), el niño ex descorazonado. Así lo nombré luego de esto:

–Gordo, tu corazón late muy rápido. Ya ves por brincar tanto, eres un escandaloso– dije mientras ambos estábamos sentados en el viejo reposet que fue de mi abuelo y sentí los latidos– ¿Sabes dónde está el corazón? – agregué.
– ¡Aquí está! – señaló su estómago.
– ¡No, cómo crees! Esa es la panza– nos reímos – Mira, acá está– llevé la manita hacia su pecho.
– ¡Ooooh, sí cierto!

Omar se levantó sorprendido del sillón por lo que le había dicho; corrió hacia el montón de chamacos en búsqueda de su hermana. Cuando la encontró dijo:

– Hermana, hermana…Dany, mira ¡ya tengo corazón, ya tengo corazón!

Torta de jamón Vs. Torta de queso de puerco

Últimamente he recordado las tortas o sándwiches que mi mamá preparaba cuando íbamos –mis hermanos y yo– a la primaria. Desde la buenísima con pechuga de pollo, huevo con ejotes o nopales, la sencilla de jamón-queso blanco-aguacate, hasta la rara de jamón con nopales (¡sí, sí que rara y no me gusta! Ay madre, lo bueno es que no lees mi blog, jaja. Tú y tus inventos.).

No debo de quejarme, siempre llevé un lunch nutritivo. Ustedes recordarán que asistí a la escuela en donde mi má dio clases, entonces para no cargar tanta lonchera, llevábamos una bolsa con la ración que a cada quien le correspondía, y a la hora del recreo, pasábamos al salón de mamá maestra por nuestra torta y mil pesos –de los viejos, obvio– que actualmente vendrían siendo como un peso, ¡aaay, pero te alcanzaba para mucho en la cooperativa!

En aquellos tiempos (1990-1996, creo) yo no conocía el queso de puerco, tampoco sabía que éste se elabora con las sobritas del jamón y otros restos de embutidos, bueno eso me dijo un tío, sólo me preguntaba por qué no nos preparaban tortas con el hermano malo-malo del jamón, llamémosle así.

La verdad, envidiaba a mis compañeritos que llevaban al hermano malo-malo entre el pan blanco bimbo (es que mi mamá siempre y a la fecha compra integral) y la mayonesita embarrada. Así tan simple.

Cuando le dije a mi papá que nos comprara queso de puerco, contestó que no, porque eso es pura cochinada; que apoco no le veía el aspecto feo. No insistí.

Sin embargo, mamá maestra me quitó la tentación del hermano incómodo, finalmente, en la secundaria, y la verdad pensé que el sabor iba a ser lo máximo. Esperé tanto tiempo, era como un sueño hecho realidad, jajaja, para qué, bah, mera decepción.

Conclusión: La torta de queso de puerco no era como la pintaban. No es lo máximo.

miércoles, 8 de octubre de 2008

¿Tiempo para qué?

Es una pregunta buenísima que he intentado responderme durante los últimos dos meses, ¿para qué necesito tiempo?

Además el tiempo es tan relativo, inherente, nunca te separas de él ¿o sí? ¿Estamos sobre el tiempo o viceversa, él sobre nosotros? Cuando leí Momo, hubo una frase que me encanto -¿quién la decía? ¿Casiopea, la tortuguita?-: El tiempo es vida y la vida reside en el corazón. No obstante, es medio abstracta. Tal vez ambigua.

Es el tiempo tan blando, como los relojes de Dalí (¡ah, me encanta su surrealismo,!), y es que al mirar sus cuadros, en donde hace alegoría a las aparatejos con manecillas, en ellos quisiera entrar para entender al tiempo, responderme para qué y por qué espero tanto.

Espero no ser el único espécimen, de 24 años, que duda, que no sabe qué hacer ni para dónde caminar; que tiene ganas de esconder la cabeza en un hoyo, bajo las sábanas o en una bolsa de papel; que dice ‘hoy no me baño’ o ‘me dedico a leer, mi pila de libros pendientes, por placer’ y agarró como terapia ocupacional pintar en tela los motivos navideños para la casa... Sí, y todavía repasando qué he hecho los últimos tres años, me pregunto ¿para qué chingados quiero tiempo?

Mmm...quiero tiempo para estudiar (proyecto inmediato) Gramática, así como intentar ser asertiva. Si alguna de estas dos opciones tangibles me equivoco, ya habré hecho algo: EQUIVOCARME, o ¿no? Pues como dice mi querida Ross “las únicas personas que no se equivocan son quienes no hacen nada”.

He concluido este post, pensé que al finalizar obtendría respuesta alguna, mas no. no fue así. Diría una de mis ex H. Instructoras del taller periodístico “jóvenes, me preocupan. Hay esta juventud que no sabe lo que quiere”.

Estoy igual o aún más abrumada que ella o ¿me siento culpable porque de pronto ya no sé qué es lo que quiero de la vida, y dentro de 20 años ya lo sabré? ¿Por qué las abues dicen:'el tiempo apremia, mijita' o 'el tiempo no perdona'?



Eso del protector solar es mero comercial. Sin embargo, es muy cierto, si lo sabre yo que me la he vivido en el dermatólogo toda la vida. ¡Disfruten el video!