viernes, 26 de septiembre de 2008

Tan, tan, taaa – tan ...

El otro día, uno de tantos, estaba en el Sanborns (es que cuando me da insomnio, voy a ver revistas, pss me queda a 5 minutos. ¡Sí, mi mamá dice que estoy loca!!

De pura casualidad agarré la revista Nupcias. Vestidos, vestidos y más vestido para novias; sugerencias de ramos y arreglos pal jolgorio. Hubo algo que me hizo decir “¡nooo, esto es tan ñoño!”, era una especie de cronograma y hartas tablitas que ayudan a la enamorada a planear el ABC del enlace –término telenovelezco–.

Así como tomé el ejemplar, lo dejé. Aunque, recordé que comienza la marcha nupcial... Tan, tan, taaa – tan, para mi amiga Miss Fashion.

Resulta que hace ya un mes, me despertó el clin –FX CAJA REGISTRADORA DEL SÚPERMERCADO– de mi cel y pensé “¿quién osa interrumpir mi sueño tan temprano?”; la verdad no era tan de madrugada, pero sí salté de la cama.

El mensaje decía algo así: “Hola amiga, quiero compartir contigo mi felicidad, el sábado, me dio Susodicho el anillo de compromiso y estoy feliz, así q prepárate x que el prox año hay boda!! Saludos de la casi ñora de Susodicho.”

No contesté porque ya no tenía crédito; sin embargo, le mandé a Miss Fashion un mail pa’felicitar a los próximos esposos. Imaginó a la mujercita brincando y llorando en tan especial momento, y es que ella siempre nos manifestó sus deseos por casarse y tener hijitos.

Mmm, quizá soy una mala amiga por no emocionarme con la noticia o aún peor y malísima –como la carne de puerco– porque una vez no le avisé a una amiga del CCH (que ya es mamá) que había reunión en plena glorieta del Ángel, pero la verdad es que eso de las bodas y el relajo que implican me dan flojera.

Me exaspera que la amiga que vive en amasiato se queje y queje de lo fatal que es su vida junto al marido viajador (y conste que no soy hipócrita, porque he dicho “mi reina, pa’qué sigues ahí. Tienes dos opciones: quédate, sigue sufriendo o vete y para de sufrir.”) o que la ya madre de familia no tenga mayor tema de conversación que sus embarazos, partos, cumples de los niños y –again– líos maritales.

Sólo pienso “ya no tenemos mucho en común” y a veces por ser y pensar diferente, al común denominador, te miran como la desubicada, inadaptada, amargada, enfadada con la vida y el mundo, rara y hasta dudan de tu psicoorientación sexual... ¿Por qué no entienden que, primer punto, el matrimonio no funciona para todo ser humano; segundo, la soltería es una nuevo status y tercero, no todas las personas quieren y tienen la capacidad de procrear criaturas?

Una tía, a quien le comenté que Miss Fashion se casa, dijo “ay, hija, pues no te emociona porque no eres tú. Al rato ya te veré.”, y yo “nel, tía. No firmaré papeles grises, mucho menos juraré ante un nicho que quiero a alguien; cuando alguien realmente se compromete no hacen falta actos fastuosos. Yo ni creo en el matrimonio y eso del casorio me da mello, mucho mello como Chiquidrácula a los borrachos.”

Por supuesto, la expresión de Doña tía fue de risa, no burla, luego del discursito que le di.

Chale, si luego de este post, amigas, no me invitan a sus bodas, ya sé por qué, jojo.


II

Traigo nuevo look, combinación de Heidi, Wilma –la mamá de los supersónicos– y Blancanieves. Pero esa no era la intención y el peluquero no entendió ni porque le llevé la foto, que recorté del suplemento Club, de una rubia con apellido Creel, y no es la hija del Senador y la Aventurera, ok.

jueves, 18 de septiembre de 2008

365 y ...

El viernes pasado, poco antes de la media noche, me ocurrió algo extraño –y no sé cómo denominarle, si es que se puede– mientras leía en la tibieza de mis sábanas Al sur de la frontera, al oeste del sol de Haruki Murakami (¡qué buenérrimo está este librito, un agasajo. Más adicción al japonés! ).

Sucedió que hice un movimiento cualquiera, giré hacia la izquierda, entonces quedé sobre mi mano, veía un cojín común y corriente, y finalmente percibí un olor especial. Un aroma que intenté recordar, darle nombre, porque tenía nombre... de hombre, y obsesionada, aferrada estaba a que lo tenía.

Por supuesto, estaba sola, tendida en la cama, frente a un ropero. Los únicos testigos eran mis monos, Enrique y Bellota.

Desesperada casi lloro, porque aunque la memoria olfativa –de Karina– sabía de quién era ese olor, no era capaz de pronunciar el nombre... ¡No, cómo, qué barbaridad, era absurdo! Pero, dije en voz alta “es M” (traduzca a Sujeto de ojos bonitos). Y aclaro, l
ector, que él nunca ocupó ese colchón ni lo ocupará.

No sé cuánto tenga que ver el destino, quizá haya sido coincidencia o sea como alguna vez lo pensé “mi inconsciente consciente condicionado”, pero hace 365 días, el 13 se septiembre –miércoles, si la memoria no me falla– M y la que escribe, es decir yo mera, aceptamos cuánto nos dañaba estar juntos y que el objetivo de la ‘relación’ no era ese.

Además, aquel día dejé de ser srita. Oficinista. Salí de un edificio medio acondicionado con el ánimo hasta el tuétano. En una bolsa de papel cargaba diccionarios, post its, papelería pues y un montón de ilusiones, tomé un taxi y durante casi 30 minutos contuve el llanto.

Una que otra gotita escurría. Silencio y más silencio. Llegué al lugar en donde le vería. M aún tardó y esperé y esperé como otras ocasiones, qué más daba si esa fue la última. Lo supe cuatro días antes, cuando él llamó y le dije que quizá lo mejor era despedirnos.

Al encontrarme con M –el miércoles 13– nos abrazamos fuerte, fortísimo. Ahí, con esa muestra de afecto (que de verdad, sentí sincera, honesta) comenzó la despedida. No los buenos deseos, mucho menos los de felicidad. Únicamente las ganas, por ambas partes, de reivindicar, tal vez, un error... Un bello error.

Extrañar no cuesta nada, pero olvidar sí y un montón...


Ya duró mucho el duelo ¿no? Aún no le deseo nada bueno ni malo, por ahora como la
guapa norteña, yo lo que quiero que me salga bien es... la vida.

martes, 9 de septiembre de 2008

Nuevos horizontes

Ayer fui a las instalaciones de famoso diario/periódico –capitalino– a recoger el resultado de mi evaluación como parte de un taller para poder ingresar a éste. No me fue mal, tampoco extraordinariamente bien.

Estoy satisfecha de lo que logré. Aprendí mucho (más ortografía y redacción); detecté mis puntos débiles y fuertes; en que sirvo, en dónde soy defectuosa y de plano qué no es lo mío, pero no hay vacantes de acuerdo a mi perfil, ‘no por ahora’.

El punto es que de ese ‘no por ahora’, sólo yo puedo hacer –una eternidad– o ya next. Y, sí, un poco cabizbaja, pero con demasiada convicción… A lo que sigue, en búsqueda de nuevos horizontes (regresé, luego de gran ausencia, a Crecer Feliz, y pos estoy ¡feliz!).

No fui la única que vivió en la incertidumbre y zozobra del me quedaré, no me quedaré… qué hago. Mis amigos Conejito y Chaira bióloga también se preguntaron “¿y ahora quién podrá ayudarnos?”, respuesta ‘nadie, ni Má Débora’.

En mi caso, llegué al extremo de cuestionar si lo que llevaba recorrido profesionalmente no era un desacierto, entonces me di de zapes, me miré en el espejo y dije “lo que has hecho, aun en revistas, también es periodismo y te ha dado satisfacciones tan lindas, personales que no debes demeritar”.

Recordé que en enero pasado, bueno de este 2008, una abuelita, voluntaria en Risaterapia, me localizó para agradecer la entrevista que le hice, porque sus vecinos vieron la revista a la venta y el rumor se corrió, que bueno…¡ya era toda una fiesta con celebrity!

Esa llamada, la de Gloria la doctora Tatina, le llevo guardada muy hondo. Más allá de haber permitido que yo concretara la entrega de un material periodístico, recuerdo su encanto, las palabras, por las que la lágrima me ganó, y buenos deseos hacia mi personita.

Así que, no me quejaré y hoy me vino a la mente, e hizo reír, la analogía que hace un par de semanas mi amigui Uli comentó –creo que en el cafecillo atendido por Pollodrilo– con Ilemonga y su servidora presentes. Híjole tan textual no lo recuerdo, pero fue algo así como que la contratación en el periódico era una zanahoria y nosotros los conejos.

Si querías la raíz, ¡órale, brinca. Brinca para alcanzarla! Entonces ahí estaban los conejitos, y miren su cara, jajaja (¿verdad que es linda la imagen?).

martes, 2 de septiembre de 2008

El hombre ideal

El hombre ideal no existe.



El hombre ideal es una quimera, y yo no soy quimerista


–a veces sí–



El hombre ideal es una utopía.


El hombre ideal es poeta, escritor, pintor, guionista, científico, filósofo, matemático, mecánico, abogado, médico, político, economista, sociólogo, administrador…



El hombre ideal es irreverente, valiente, curioso, loco, auténtico, caviloso, apasionado, buen amante –¿amigo? –, niño/ viejo, maduro, juguetón…


El hombre ideal es moreno, rubio, canoso, alto, robusto, delgado, gordo, con/sin barros, de OJOS CLAROS, LABIOS ROSAS



El hombre ideal no pide le dibujen borregos, mas le gusta la puesta del sol.


El hombre ideal no es un extraño ni viene del asteroide B 612.



¿El hombre ideal existe?


–Ssssshhhhhhhhh–

lunes, 1 de septiembre de 2008

Meeting girls…y sus efectos.


Terminamos en la Laticueva II el viernes aproximadamente a las 21:00 horas; con una mezcla rara de papas estilo habanero, panque con pasas, mantecadas, café con leche y refresco, Reyna, Cristina (mejor conocida como Lata), Ross, Verónica y su servidora entramos en honda terapia grupal que sin duda sacudió el rincón más inconciente de nuestro conciente.

Todo inició en un cafecito muy condesero. Llegué poco antes de que cayera clásico aguacerazo de temporada. Ahí estaban
Pinky (con Sarah dentro de su barriguita) y las chicas bloggeras citadas, aquello fue un lavadero de rumores para echar harto chal con gusto; tomar fotos, beber té, capuccinos y naranjadas.

El mundo es tan pequeño, y una se entera de incidentes, sucesos, hechos, eventos… que la dejan boquiabierta, jaja.

La mamá de Sarah se retiró mientras el resto continuamos en amena conversación, digo en lo que pasaba la lluvia, y hasta reservaciones se hicieron para ver próximamente al Pelón –dicen que está buenísimo, ya veremos– en un escenario tan, ¿cómo calificarlo? ¿Exótico? Mmm, no, mejor dejémosle en sui generis.

Salimos del lugar hacia Laticueva II sin saber que el discurso de Ross, –a mí por lo menos me pasó–, nos calaría duro y directo.

(Querida Ross, debiste haber sido psicoanalista).

Que la frase que traigo en la memoria y he plasmado en hoja fluorescente en el ropero de mi recámara es: A ver, san grandísima pendeja, aprende que la gente no piensa ni la mitad de lo que tú piensas en ella.

Ésta fue una de muchas, de todo lo que dijo Ross, quien no es miembro de la Iglesia universal, no obstante, en pocas palabras quiso decir “pare de sufrir”, porque el sufrimiento finalmente es opcional y si existe algo o alguien que ‘sientas’ te hace ver la vida gris, pues entonces ¡haz algo! Si tú no hace nada por ti, no esperes que las personas lo hagan, ellas sólo te tendrán lástima.

II

Llegué a casa casi a las 01:00 horas, ¡y dónde que vivo re cerca del Defé!, no importó. Valió la pena porque escuché no sermones ni tips, tampoco consejos, sino puntos de vista de la actitud que he tenido con algunas personas a quienes considero especiales, entonces, pienso que no se puede vivir peleado con la vida y si quieres encontrarle tres pies al gato, los hallarás, pero no con agradables consecuencias.