K verde despedía a M azul luego de tanta fusión para escribir y contar historias. Triste pero necesario adiós; por ahí siguen ambos, se esconden para no hallarse.
La K verde no sabía que F roja existía entre harta letra multicolor, un día la descubrió y comenzó a lanzar suspiros. F roja es estrambótica, rara pues. Descendiente de la kappa griega y de la kaf fenicia, la K verde se emocionaba cada vez que veía a la F roja, de lejitos, hasta que un día saltó y saltó pa’atrás, retrocedió y casi deja como bastón a la J; transforma en guión bajo a la I; a la H la ignoró y casi choca con la panza de G… todo por ver a la F roja.
Finalmente llega K verde al lugar de la F roja; platican mucho, todos los días, todas las noches, y aunque la M azul, a veces, estornuda y riega su color hacia el cielo, K verde no lo ve pues el rojo es tan llamativo que opaca la claridad. Y así, K verde tambalea.
K verde y F roja se despiden una y otra vez. Reencuentros, KF – FK, bobos y sosos, tal vez.
Pero K verde, no es tan verde (eso piensas F roja ¿acaso crees que en vano está cinco pasos más adelante del camino ABCDE…? No querida (o)) y nota que la H, muda no es. Psicodélica sí, moderna tal vez, un poco infantil… Se siente columpio y canta tonterías.
¡O o o h d e c e p c i ó n!
Una tarde en la ciudad DFectuosa, K verde porta alegría e ideas para posibles combinaciones con otras letras, pero el símbolo del potasio gira a la izquierda mientras espera la luz del semáforo que le permita cruzar:
F roja ------------------- H
toman sus líneas
K verde fue K amarilla
1 2 3 . . . d í a s
Una A muy anciana le dice a K verde: “viste a F roja porque la vida te contestó, porque tu eres K, estás adelante y no debes retroceder. Aprende a darle la vuelta a las cosas que sólo te van a estorbar.”
La K verde no sabía que F roja existía entre harta letra multicolor, un día la descubrió y comenzó a lanzar suspiros. F roja es estrambótica, rara pues. Descendiente de la kappa griega y de la kaf fenicia, la K verde se emocionaba cada vez que veía a la F roja, de lejitos, hasta que un día saltó y saltó pa’atrás, retrocedió y casi deja como bastón a la J; transforma en guión bajo a la I; a la H la ignoró y casi choca con la panza de G… todo por ver a la F roja.
Finalmente llega K verde al lugar de la F roja; platican mucho, todos los días, todas las noches, y aunque la M azul, a veces, estornuda y riega su color hacia el cielo, K verde no lo ve pues el rojo es tan llamativo que opaca la claridad. Y así, K verde tambalea.
K verde y F roja se despiden una y otra vez. Reencuentros, KF – FK, bobos y sosos, tal vez.
Pero K verde, no es tan verde (eso piensas F roja ¿acaso crees que en vano está cinco pasos más adelante del camino ABCDE…? No querida (o)) y nota que la H, muda no es. Psicodélica sí, moderna tal vez, un poco infantil… Se siente columpio y canta tonterías.
¡O o o h d e c e p c i ó n!
Una tarde en la ciudad DFectuosa, K verde porta alegría e ideas para posibles combinaciones con otras letras, pero el símbolo del potasio gira a la izquierda mientras espera la luz del semáforo que le permita cruzar:
F roja ------------------- H
toman sus líneas
K verde fue K amarilla
1 2 3 . . . d í a s
Una A muy anciana le dice a K verde: “viste a F roja porque la vida te contestó, porque tu eres K, estás adelante y no debes retroceder. Aprende a darle la vuelta a las cosas que sólo te van a estorbar.”