sábado, 1 de marzo de 2008

Belleza extraña

Desperté e inmediatamente me miré en el espejo; con la poca luz que se filtraba a través de las cortinas, noté lo mal que lucía mi cara. No tenía las mejillas llenas de baba ni el cabello desordenado, pero me sentía fea.

Sí, fea, poca cosa, casi nada. Aunque nunca demostraste rechazo y decías que era una “mexicana bonita”, entonces te creí, los últimos días a tu lado fui una verdadera fealdad: triste, ansiosa, enojada pero conmigo, confundida, vacía. Harta de ti, de tu vida y cansada de los intentos en vano por satisfacer tus expectativas, eso pensé.

Intenté ser bonita, agradarte. Sin embargo, no me agradé, tampoco logré complacerte. Querías que fuera inteligente, única, perfeccionista, que supiera y escribiera de política o mejor aún, que tuviera un grado de maestra en ciencias sociales… Así, como ella. No fui: la mujer con quien soñaste compartir poesía, en una cabaña, frente a una chimenea, compañera de viajes sin rumbo fijo, espectadora de tus creaciones cinematográficas y literarias. Lo siento, mas no pude ser como ella.

Si por tu belleza, tiempo y medio amor debía olvidar al resto de la gente e ignorarme, cómo no habría de mirarme fea y sentir repulsión hacia mí. No era el aspecto físico lo intolerable, sino aquella pesadumbre emocional, porque ¿sabes? Me gusta mi cuerpo. Lo observo desnudo y contemplo, por ejemplo, lunares que al unirlos forman figuras extrañas y divertidas. Sé que no soy un estereotipo de mujer con enormes senos, vientre plano, glúteos voluminosos y altura de árbol, sino una belleza extraña que, después de arduo proceso de entendimiento, se mira sin recelo, temor y prejucios.

Hoy, lejos de ti, dejo de sentir pena por mí. No pienso en que mi lado bello sólo podían percibirlo, extraños y conocidos, junto a ti.

Cuánto tardé en comprender que no era el reflejo de mi figura la desproporción sin arreglo, sino mi inconciente condicionado a tus palabras, acciones y hermosa mirada. Cuánto más me llevará deshacerme de tu atractivo encanto que poco a poco desaparece porque, con tristeza, descubro que eres aún o más feo que quien se mira en un cristal.


*Ejercicio para el taller de redacción, pero fue, lo confieso, un ejercicio del alma.

6 comentarios:

gabriel revelo dijo...

kari, pues cómo le haces para escribir cosas tan lindas mujer!!!

creo que la belleza a final de cuentas está en los ojos de quien observa, así que quien te quiera de verdad verá en ti al ser más maravilloso del mundo... aunque (y perdona el atrevimiento) he visto fotos tuyas y no eres nada fea.

a final de cuentas, uno proyecta como se siente. y tú proyectas mucho.

saludos!

Karina dijo...

Cof, cof, cooof (estoy colorada, de verdad)

Gabriel: ¿en dónde has visto fotos mías -FX GRILLOS-, no me asustes? ¿Sabes? No es la belleza física, intento o procuro mi cuerpo, mas evito las exageraciones.

Me preocupa eso que dices de "uno proyecta cómo se siente"...Grecias por tu visita.

Besos

Luna Nueva dijo...

tonto aquel q no ve la belleza que tu alma emana y creo q despues de esa etapa es mucho mas iluminada, te quiero amiga

Lata dijo...

wooow...

Vaya, diste en el blanco Kary... y a veces hay que ser menos crueles con uno mismo. Plop!

Elizabeth Martínez dijo...

WoW!!!

es la primera vez q t leo y... eres genial!!


me encantó!

y me identifico al 100% contigo...


yo haré lo mismo... me miraré diferente, bonita, soñadora, encantadora e inteligente... faltaba más!!!


cuidate!!!

Elizabeth Martínez dijo...

Gracias x pasar!!!


Lo dejaré ir... duele... pero ni modo!! jajaa

m aguanto como las machas!!!


Cuídate!!!