viernes, 8 de febrero de 2008

35 años de educar


Hace 35 años, Estela comenzó a impartir clases en la primaria de su comunidad, al mismo tiempo terminaba su formación profesional en la Escuela Normal -de Cuautitlán-. Decidió ser maestra por diversas razones, entre ellas: el apoyo incondicional de su padre, quien vendía las verduras que cosechaba o la leche que ordeñaba para pagar las colegiaturas de sus hijos; y la compleja realidad que enfrentó al solicitar trabajo en una fábrica en donde le cerraron la puerta por ser mujer.
Para estudiar debía trabajar, tener ingresos. A los 16 años de edad una forma de ayudarse fue realizar los quehaceres en otras casas de lunes a viernes; así, los fines de semana asistía a clases. Finalmente concluyó su carrera e inició la docencia con alumnos de tercer año, luego ocupó una subdirección que dejó tiempo después para ser también madre.

No abandonó el trabajo por completo, sino cambió de escuela. En 1990 llegó a la primaria "Leona Vicario", ahí ejerció durante los últimos 18 años en ambos turnos, matutino y vespetino. Por la experiencia que adquirió en primer y segundo grado, la maestra Estelita fue, es y será un gran recuerdo para ex alumnos, compañeros maestros y padres de familia, que en donde la encuentren siempre le dirigen un saludo cariñoso, lleno de admiración y respeto.

Hace tres años, aproximadamente, el método de enseñanza y plan de trabajo dirigido a niños de primer año cambió. Tantos recuadros e indicaciones se resumían a: Enseñar a los chicos a leer y escribir palabras completas, atrás debían dejar la enseñanza bajo sílabas. La maestra Estela no tuvo inconveniente para adoptar la nueva indicación; sin embargo, sola no podría.

Así que solicitó ayuda de los papás, ¿cómo? Por ejemplo para enseñar la palabra "sopa", pedía a los padres un recipiente con sopa. Poco a poco el sistema cambió y mejoró, las lecciones de los libros salían para ser plasmadas en la pared; un enorme niño llamado Paco, El Chato junto a su abuelita, el señor policía o Rufina la burra, Los changuitos y más personajes debajo del abecedario decoraban el salón.

Una maestra ejemplar que además de enseñar, cuidó a los niños como propios; compartía sus alimentos con esas personitas que abrían su corazón con ella. Desde el pequeño descuidado, sin peinar, el que solo tenía mamá hasta los que sus padres cumplían condenas por faltar a la ley o eran víctimas de los malos entendidos de pareja.

¿En qué reglamento se estipula que las maestras son niñeras, que su función es entretener porque la madre no soporta a sus hijos en casa? Ciertamente en ninguno, pero la función de una profesora no es criar sino guiar, enseñar letras, valores, respeto...Cosas que a veces los padres no están dispuestos a dar.

Sé que no es el mes de mayo, ni el 15 del mismo mes, pero hace ocho días la maestra Estelita tuvo una digna despedida-homenaje por sus 35 años de servir al Magisterio del Estado de México, reconocimientos de sus compañeros, de las autoridaes municipales, del gobierno mexiquense y el de los niños que dejó apenas en octubre pasado entre lágrimas y peticiones: "no se vaya maestra, no nos deje", "si usted se va yo ya no quiero venir a la escuela". Y se fue, no para siempre sino a comenzar un nuevo ciclo junto a su esposo, hijos y primera nieta.

Se retiró a descansar, a caminar por las mañanas entre la brisa y los árboles, a comer con calma y a cuidar su salud. Ahora está de tiempo completo en casa, en mi casa, combina sus horas de ejercicio con quehaceres hogareños y políticos, es miembro del consejo de participación ciudadana de la localidad en donde vive...Sí, la maestra Estelita es mi mamá, fue mi maestra en primer año, es mi ángel y demonio, es mi guía, ha sido mi apoyo siempre, mi terapeuta y de vez en cuando mi verdugo.

Discutimos, reímos, lloramos, somos cómplices. Nos encanta ir al zócalo, chacharear. Ambas tenemos complejo de cenicienta y somos re enojonas. Sé cuánto vale mi mamá, el viernes 1 de febrero comprendí que tengo MUCHA MADRE y que si la vida o el destino me la asignaron, no se equivocaron... No imagino cómo serán los días cuando ella (y mi papá) ya no esté(n).

Como mi mamá y como la maestra Estelita no hay dos (aunque parezca comercial, me vale). ¡Aplausos por tantos años de entrega!



7 comentarios:

Lata dijo...

Ay, niña, qué bonito. Y ahora que se ponga a escribir para siriusfem, comenzará otra etapa, ¿no? :D

Qué chido, esa mujer merece aplausos. No cualquiera se entrega así. Y me parece realmente lindo que tú se lo reconozcas.

:)

Abrazos.

Luna Nueva dijo...

el mejor reconocimiento es el tuyo y el qu mas le llena, el orgullo con el que la mencionas, un abraote a Estelita y dile de mi parte que eres digna hija suya.

Karina dijo...

Lata:
Sí, ojalá que se nos anime a escribir para Sirius, ya le dije que ordene sus ideas, que yo le ayudo.

Luna:
¡Ay amiga, gracias por tu , también, reconocimiento a mi madre y lo bello que te expresas de la hija!

Jessica Sosa Echagaray dijo...

vaya vaya, cuando uno piensa que ya nadie sabe escribir en el mundo...me topo con su blog, señorita que trabaja en pijama
un gusto leerla
gracias por su visita a mi morada virtual (ah, que mamon sono "morada virtual") jejeej

Karina dijo...

(¡La dueña de la morada virtual me visitó!)

Gracias Jess, bienvenida a estas "yoidades" ...Te leeré también, ni pienses que fue una vuelta eeh.

El Señor Tlacuache dijo...

Solo puedo decir...

¡Aplausos!

Karina dijo...

Don Tlacuash!!! Ooorale, es un honor su visita, porque he escuchado puros comentarios buenos de usted.

Saludos